Este mes de diciembre, en nuestro taller “Entender el Arte”, estudiaremos los misterios iniciáticos del solsticio de invierno a través del Arte.
¿Por qué son tan importantes los movimientos de nuestro planeta alrededor del Sol? ¿Por qué coinciden las fiestas y ritos con los solsticios y los equinoccios? ¿Cuál es su influencia en la humanidad?
La palabra “solsticio” proviene del latín sol + sistere que significa “permanecer quieto”. Esa quietud hace referencia a ese instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Es decir, el Sol llega a su punto más alto en el cielo (desde nuestra posición), y se produce esa quietud donde parece detenerse (un momento de mágica e ilusoria suspensión temporal donde se ve fijado el instante de su muerte) para revertir su dirección.
Estamos viviendo uno de los 4 hitos que marcan la vida: el nacimiento, el desarrollo, la madurez, la muerte.
El solsticio de invierno es entonces a su vez muerte y nacimiento. Es un evento donde se avivan la luz y el calor que despertarán lentamente a la naturaleza, que se hallaba dormida en su letargo invernal. Es por ello que para muchas culturas antiguas, representa el verdadero nacimiento del sol. Los pueblos antiguos celebraron el nacimiento del Rey de las Estrellas (o astro Rey) a través de grandes fiestas, caracterizadas por la alegría, y acompañadas de rituales colectivos, canciones, danzas y sacrificios y hasta la recolección de ciertas plantas mágicas como el muérdago.
Estas canciones, danzas, y hogueras tienen la función energética de estimular el calor y el poder del recién nacido sol, quien hará posible la primavera y fertilizará la tierra con su poder regenerador. Nosotros le brindamos nuestra energía para que luego él, nos dedique la suya.
Y, durante ese mismo instante, en el hemisferio sur acontecerá el solsticio de verano. En este lado tendremos la noche más extendida del año y del otro lado tendrán el día más luminoso, representando la dualidad en el drama cósmico.
Pero no solo estamos hablando de un fenómeno astronómico, sino que el ser humano atraviesa arquetípicamente las mismas permutaciones que el Sol. Siendo el invierno un tiempo de recogimiento, de conservación de la energía, de reflexión, práctica espiritual y, finalmente, renacimiento y renovación.
Esta transmutación está recogida en incontables obras de Arte. En este curso intentaremos acercarnos al simbolismo que se halla contenido en algunas de ellas, y así prepararnos para el nuevo ciclo vital que nos espera a través del poder transformador del Arte.
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